Mirando a mi vecino por la ventana

Mirando a mi vecino por la ventanaAlgunos meses después de habernos mudado a Villa Urquiza, noté que mi adorado esposo había comenzado a no atender demasiado mis necesidades sexuales?Le pregunté qué le pasaba, pero medijo que solamente era cansancio y stress por su nueva posición en la Empresa.La idea de tener una buena verga dentro de mi concha hambrienta me tenía humedecida todo el tiempo y, por las tardes, mientras Víctor estaba en su oficina, yo me masturbaba como loca; siempre vestida con lencería erótica.Usaba esa lencería también cuando él llegaba a la tarde, tratando de motivarlo para que me arratrara a nuestra cama y me cogiera con toda la furia que traía desde su trabajo. Pero era inútil? Su falta de interés me preocupaba mucho.Un día a mediodía, mientras estaba sola en casa, vestida apenas con una diminuta tanga y tacos altos, acerté a pasar por la ventana del dormitorio, cuyas cortinas estaban abiertas de par en par. En la casa de mis vecinos estaban haciendo un asado en el patio trasero. Eran todos pibes de un colegio secundario; la mayoría varones. Yo sabía que el hijo de esa pareja se llamaba Martín.Era un lindo pendejo; rubio de ojos claros, bien musculoso a base de gimnasio; a pesar de ser tan chico. Lo había visto siempre en el jardín, mientras cortaba el césped. Me gustaba su bien bronceado cuerpo trabajado?También había notado que tenía un lindo bulto prominente bajo los apretados shorts que usaba.Apenas crucé frente a la ventana, estuve segura de que ese chico había mirado para arriba, viéndome así desnuda.Fui hasta la cama para buscar mi lapis labial y regresé por el mismo camino. Esta vez me detuve frente a la ventana; mientras sentía que la humedad comenzaba a invader mi concha desesperada?Martín seguía en el mismo lugar; mirando hacia arriba. Sus ojos hambrientos disfrutaron de mi cuerpo casi desnudo, mientras yo me acariciaba las tetas, provocándolo un poco.El pibe me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Después giré para que él pudiera ver mi tanga metida entre mis cachetes y me alejé de la ventana. Pero enseguida me arrepentí y regresé. Martín continuaba allí, esperándome?Delante de él me quité la tanga y giré mi cuerpo, inlinándome por la cintura, como si estuviera recogiendo algo del suelo. El chico podía admirar bien mi culo expuesto y yo separé un poco mis pies, para que él también pudiera ver mis labios vaginales bien depilados desde atrás? Deslicè un dedo por esa raja humedecida y me estremecí con el contacto. Me incorporé y giré otra vez a mirar a mi vecino; viendo que él me estaba soplando un beso en el aire.Me puse colorada, pero le devolví otro beso?Salí de mi dormitorio con las piernas temblando; sintiendo una calentura inusitada por provocar a ese chico de una manera tan de puta?Desde la ventana de la cocina pude ver que todo el grupo de pibes hacía un brindis. Martín se quitó la camiseta que llevaba y pude admirar su musculoso torso.Mi concha volvió a humedecerse con semejante vision?Deslicé mi dedo índice a lo largo de esa raja caliente y después lo hundí entre mis labios vaginales hasta encontrar mi clítoris inflamado. Tuve que sostenerme de la bacha del lavatorio para no caer al suelo; mientras un orgasmo brutal recorría mi cuerpo.Me mordó una mano para dejar de gritar, porque pensé que esos pibes allí al lado podrían escuchar mis alaridos de gata en celo?Después regresé corriendo al dormitorio y caía de espaldas sobre la cama. Abrí bien mis piernas y commence a tocarme otra vez. Saqué de la mesa de luz mi juguete favorito: un consolador de color negro enorme; con venas marcadas?Lo puse a vibrar y eso me terminó de volver loca. Lo ubiqué entre mis muslos abiertos y lo dirigí a la entrada de mi concha. Comencé a deslizarlo suavemente? Pronto me encontré gimiendo y jadeando con mi consolador enterrado bien a fondo. Suavemente acaricié mi clitoris con las yemas de mis dedos, agregando más placer todavía a mi calentura.Cuando presentí la llegada de otro orgasmo, sonó el timbre de la puerta de calle. Un poco frustrada me saqué el vibrador y me levanté para ir a atender; sin darme cuenta siquiera, que estaba vestida solo con los zapatos de taco alto.Abrí la puerta un poco fastidiada y me encontré de frente con Martín; estaba allí parado con un plato de hamburguesas en la mano y dos botellas de cerveza.El pibe sonrió, mientras sus ojos recorrrían mi cuerpo desnudo. Me dijo que él sabía que mi esposo estaba fuera de la ciudad por varios días y por eso se había animado a venir a mi casa e invitarme a comer algo?Lo arrastré dentro de mi casa y cerré la puerta detrás de él.Dejó las cervezas y el plato sobre la mesa y me miró las tetas mientras sonreía diabólicamente?Me apoyé contra la puerta y me mordí el labio inferior, sabiendo que me estaba mostrando en bolas delante de ese chico casi desconocido. Entonces él tomó el control., acercándose a mí.Empujé mi pubis contra el suyo, mientras él me levantaba el mentón y me comía la boca en un beso interminable.La palma de su mano se apoyó sobre mi labia depilada y comenzó a acariciar suavemente mi delicado montículo.Yo empecé a gemir sin control, mientras rozaba con mis dedos ese impresionante bulto bajo sus pantalones. Los desabroché y metí mi mano adentro, encontrando una verga que seguía creciendo entre mis dedos. Era todavía más gruesa y grande que ese juguete negro que había estado metido en mi concha un rato antes?Su dedo separó mis labios vaginales e invadió con toda facilidad la humedad de mi estrecha concha. Eso me hizo gemir con más ganas dentro de su boca, ientras su lengua recorría la mía.Cuando rompimos por fin el beso, él me sonrió.Le devolví la sonrisa y caí de rodillas frente a esa maravillosa verga erecta. Los pantalones cayeron a sus tobillos y yo lubriqué su verga con mi saliva. Luego deslicé mi mano a lo largo de todo ese tronco interminable.Después puse mi lengua sobre la punta y muy despacio commence a metérmela en mi boca. Hice una profunda inspiración y me traguúe toda esa cosa, tartando de que mi garganta no se atorara. Martín comenzó a mover sus caderas y a cogerme mi boca. A pesar de ser tan joven, parecía bastante experimentado?Lo escuché gemir con placer; mientras tironeaba de mi pelo y me decía que desde ahora yo iba a ser su puta?La manera en que me dijo eso, casi me hizo acabar. Estaba muy, muy caliente y quería convertirme en su puta.De repente sacó su pija de mi boca y me ordenó ponerme en cuatro sobre la alfombra. Quería cogerme al estilo perrito.Tal como me lo ordenó, puse mi cola en el aire y separé mis rodillas. Mi espalda estaba arqueada, levantando mis nalgas bien arriba; así le daba al pibe una linda vista de mi labia depilada y mi apretada entrada trasera?Sostuvo su larga pija con una mano y deslizó la cabeza arriba y abajo por mi raja ya empapada, haciéndome desear que me la metiera a fondo.De repente esa gruesa punta separó mis labios vaginales y yo gemí al sentir que comenzaba a invadir mi cuerpo.?Te gusta mi verga adentro, putita?? Preguntó suavemente.Apenas pude responderle entre jadeos y suspiros:?Me encanta tu pija? no pares, por favor??Entonces supe que iba a convertirme en su puta sumisa y que lo dejaría cogerme cuando a él se le antojara.Mientras tanto, mi concha disfrutaba de esa enorme pija que empujaba duro, entrando y saliendo sin ninguna dificultad.Comencé a sentir una mezcla de dolor y palcer mientras él me cogía. Su verga era realmente muy gruesa y mi vagina no estaba tan acostumbrada a semejante tamaño.Giré mis caderas y empujé contra su pubis, mientras Martín me hundía la pija a fondo, cada vez más profundo...Presentí que mi orgasmo se acercaba furiosamente, mientras yo experimentaba ese tremendo placer de sentirme poseída y dominada por ese pendejo.Martín me abrió las nalgas y escupió justo sobre mi apretado orificio trasero. Eso me hizo temblar y gemir de placer; sintiéndome usada como una verdadera puta?Me advirtió que, cuando yo acabara, me iba a dar por el culo. Escuchar eso hizo que mi orgasmo atravesara mi cuerpo de manera violenta, en apenas segundos?Mis jugos fluyeron entre mis muslos, mientras su verag seguía empalándome sin ninguna misericordia; cada vez más y más, sin alterar el ritmo de sus embestidas...Sollocé de placer; nunca antes había experimentado un orgasmo tan tremendo e intenso.Apenas dejé de temblar, Martín sacó su verga de mi concha y comenzó a deslizarla por mi raja trasera. Después apoyó sus manos en mis cachetes y muy despacio los abrió, revelando mi apretada entrada rosada. Escupió sobre ella directamente, haciéndome estremecer de placer.Me advirtió otra vez que iba a meterme su verga dura por atrás. Me rendí a él en total sumisión; casi sollozando le supliqué que usara mi culo como a él se le antojara?Martín sonrió, diciéndome que me había comportado como una nena mala y por ello iba a ser castigada, con una dura culeada.Entonces sentí que ese pendejo empujaba la cabeza de su dura pija dentro de mi apretado anillo y suavemente logró deslizar y atravesar mi estrecho esfínter.Mi culo pareció querer absorber y aceptar sin dificultad esa punta gruesa dentro de mi cuerpo; comenzando a dilatarme.Gruñí sintiendo dolor y placer al mismo tiempo. Tenía un efecto ardiente en el fondo de mi ano, mientras Martín comenzaba a bombearme; al principio con mucha delicadeza.?Te gusta que te rompa tu culo bien apretado, puta??Entre sollozos le respondí que sí; me encantaba?Le supliqué que me diera con más ganas y que no le importara mis alaridos de dolor. Mientras me rompía el culo con toda brutalidad, Martín me preguntó si yo aceptaría ser compartida con algunos de sus amigos. Le dije que eso me encantaría, sabiendo que me volvería loca de gusto.Entonces, mientras me aferraba por mis caderas y me daba unos tremendos empujones, agregó que antes de dejarme coger, debería hacerles un strip tease sensual para ellos?La idea de desnudarme para unos pendejos que se iban a toquetear las vergas mientras me miraban y después se turnarían para cogerme; me llevó al borde de otro orgasmo. De repente surgió a través de mi cuerpo y aullé de placer; gritándole a mi vecino que ahora era su puta y podría hacer lo que quisiera conmigo?Mis piernas temblaron y todo mi cuerpo se estremeció.El chico hundió por última vez su enorme pija hasta el fondo de mi ano y entonces una abundante cantidad de semen hirviente salpicó mi interior.Su orgasmo me provocó otro más a mí?Martín finalmente sacó su pija de mi ano, haciendo que mis cachetes se abrieran de par en par. Sonrió satisfecho y orgulloso; mirando mi concha chorreante y mi culo dilatado.Todavía sonreía mientras se dirigía hacia la puerta.Sus últimas palabras antes de salir fueron para ordenarme que no le permitiera a mi esposo usar mi concha o mi culo.Ambos le pertenecían ahora a mi joven vecino.Y él tenía razón?