Una clienta en la sucursal. Mi vida de casado II

Una clienta en la sucursal. Mi vida de casado IIHe descubierto, escribiendo mi primera historia, que encuentro purificante el escribir mis vivencias y que de alguna manera, todo el remordimiento que siento en mi interior al ocultarle a mi mujer todo, se desvanece en cada línea que tecleo.Hoy les voy a relatar una de las dos veces que gracias a mi trabajo conseguí que una preciosa mujer se entregara a mi. Si les gusta les agradecería algún comentario para saber si quieren más o no, y si me dejan opiniones sobre la redacción también se lo agradezco para aprender a expresarme mejor.Creo recordar que era Septiembre u Octubre, y tras el breve contacto que mantuve con la profesora de mi hija y que ya les conté, había cruzado la peor barrera del matrimonio, la primera infidelidad. Aunque es cierto que deberíamos poner en valor el hecho de que mi mujer y yo ya no tuviéramos nada sexo desde hacía tiempo.La situación se originó la mañana que una joven de aspecto balcanico entró por la puerta de nuestra sucursal. Una mujer de un metro setenta, de complexión atlética, un generoso pecho y una larga melena castaña hasta media espalda. La ?clienta? entró solicitando información sobre nuestra entidad y una de las compañeras, concretamente la mas joven y recién llegada, Susana, le estuvo explicando las características básicas de una cuenta corriente al uso. La mujer continúo preguntando en detalle condiciones de financiación y medios de pago (datáfonos, Tpv...) a lo que la asistente comercial no sabía responder y por lo tanto tenía que derivarla a mí.Yo estoy situado en el despacho al fondo de la sucursal, se trata de un banco bastante antiguo, suelo de mármol, columnas por toda planta, muchos despachos a cada lado, y la zona de las cajas fuertes separadas por una puerta enrrejada.La mujer se acercaba a mí tímidamente, como quien entra al despacho del profesor sabiendo que ha hecho mal y esperando comprensión y perdón. Tengo por costumbre levantarme siempre hasta la puerta y extender mi mano para presentarme, pero en esta ocasión y para reforzar mi posición dominante, me quedé sentado y escribiendo un momento como si no hubiese percatado su presencia, pero nada más lejos de la realidad.Desde que había entrado en la oficina yo ya había clavado mis ojos en ella, escudriñando su escote y fantaseando con perderme en sus largas piernas. Suele sucederme que al estar con clientes atractivas me las imagino en posiciones sexuales, y con esta no pasaba menos. Era verla y pensar en cómo sería poseerla. Al oír su voz con acento de Europa del Este me calentaba la cabeza ya que el prototipo de mujer fatal rusa siempre me había gustado. Como iba contando, y perdón que me disperso, la joven mujer se presentó bajo el nombre de Katherina Mijavic, le permití que se sentara sin perder de vista el momento en que levantaría un poco la falda y cruzaría las largas piernas, motivo más que suficiente para que un fetichista como yo, ya tuviera suficiente para calentarse. En en mi honor debo decir, que soy buen profesional en lo mío, y contestaba precisamente a cada una de las preguntas que me hacía, nunca se sabe cuando puede entrar un ruso adinerado por la puerta y hay que estar preparado , no sin forzar en ocasiones que me repitiese una y otra vez alguna cuestión para ver cómo se esforzaba en reformularla y se trababa con el idioma, llevándole a sonreír y sonrojarse, algo que en una piel tan blanquita se notaba al instante.A lo largo de la reunión me parecían entender algunas sugerencias y miradas picaronas por su parte, aunque tal vez sólo fuera en mi imaginación, a la que le hacia falta muy poco para calentarse, por lo que debo confesar que tuve un par de erecciones bajo la mesa, una bastante fuerte cuando noté que su pie rozaba el mío.Tras las explicaciones, Katherina estaba dispuesta a trabajar con nosotros, así que le emplacé a una cita por la tarde de ese mismo día, sabiendo que mis compañeros de oficina esa tarde no estarían ya que tenían una reunión formativa en el centro de la ciudad, así que estaríamos solos la rusa y yo...no es necesario que les diga cuáles eran mis intenciones más allá de conseguir un nuevo cliente a mi empresa.Tras una dura mañana de trabajo y una copiosa comida con clientes, volví a la sucursal hacías las 16:45. Lo cierto es que me había pasado comiendo y tal vez un poco bebiendo aunque sin perder en ningún momento el control, y está situación habían hecho que la excitacion que había tenido por la mañana con Katherina ahora no lo fuese tanto, y es que como dicen, un placer satura el resto de los sentidos, y parece que el gusto de la comida me había colmado.No pasaban ni cinco segundos de las 17.00 cuando sonó el timbre de la oficina, y allí, tras el doble cristal del seguridad estaba Katherina, según me acercaba a la puerta la notaba más alta y es que ahora estaba sobre dos preciosos zapatos negros con tacón de cinco centímetros y suela roja. A medida que subía la mirada no perdía detalle de sus piernas, ahora vestidas con unas medias finas negras que dejaban ver un tatuaje tribal que se perdía por el muslo derecho bajo la falda.Le abrí la puerta y la dejé pasar, involuntariamente no abrí demasiado la puerta e hizo que me rozase con su cuerpo al entrar y confieso que olía deliciosamente a agua fresca. Parecía que ya se me había pasado el empacho de la comida y el placer de la lujuria volvía a resurgir, así que no perdí la ocasión de intentar acercarme a ella.Con casi la mitad de las luces de la sucursal apagadas le fui guiando hasta llegar a mi despacho, que tampoco estaba especialmente iluminado, una lámpara de pie en una esquina, la lámpara sobre el escritorio y la luz de la pantalla del ordenador era todo lo que había. Le pedí su chaqueta para dejarla en el perchero y se la deslizó por sus brazos con un simple movimiento de hombros, dejando al descubierto la blusa que llevaba. Era una camisa rosada sin mangas que contrastaba con la piel blanca de sus brazos, y un escote no demasiado pronunciado, aunque el pecho que tenía, cálculo que una 90/95, hacía que uno de los botones jugase con la posibilidad de reventar. Aproveché el momento que se sentó para volver a olerla discretamente y es que me había embriagado el frescor de su perfume, así que como quien no quiere la cosa le pregunte directamente la marca con el pretexto de regalárselo a mi mujer:- Disculpe que le pregunte Katherina, pero qué clase de perfume usa? No he podido evitar olerlo y me ha parecido delicioso.- ...Gracias ... (se sonrojó)...pero no es ningún perfume, simplemente el jabón de cuerpo, huelo toda igual... e inclinándose sobre el escritorio extendió sus manos y brazos para que los oliese. Cogiéndole de las dos manos y con un empujoncito acercándomela más y marcando que esa era mi oficina y yo el jefe, puse mi nariz sobre sus antebrazos y me llené de su olor, dejando que se volviese a sentar en la silla deslizando mis dedos entre los suyos.-...usted no huele nada mal tampoco señor- me dijo con la cabeza un poco agachada, a lo que le respondí:- no voy a dejar que me huela más de cerca no vaya a ponerme más nervioso de lo que estoy.- yo por si acaso le dejaba el recadito, y es que ya notaba de nuevo la excitacion bajo mi pantalón.Entre formulario y formulario de apertura de cuenta hablábamos de cosas triviales aunque yo notaba que cada vez nos acercábamos más, siempre con la mesa entre nosotros. Sin embargo bajo la mesa su pie izquierdo se estiraba cruzando la línea imaginaria que nos separaba y me tocaba mi zapato. Estuvimos así un buen rato, ella moviendo la punta de su zapato y rozando el mío, cada vez nos mirábamos más a los ojos y hablábamos menos...yo me estaba encendiendo, la idea de agacharme y verle las piernas me invadía la cabeza y hacía que mi ereccion fuese más prominente y húmeda. Notaba como la punta estaba empapando el bóxer y sabía que pronto traspasaría al pantalón ya que los trajes son muy finos y ya me había sucedido involuntariamente en otra ocasión.Aunque sabia que no era nada correcta la situación, estaba disfrutando mucho, el hecho de tener una posición tan dominante como director de la sucursal y ella tan vulnerable sin controlar bien el idioma en un país extranjero y necesitando abrir la cuenta me gustaba y me hacía descuidarme en las miradas a su escote o a su boca...y ella jugando con su zapato me estaba dando señales de su interés así que intenté forzar un poco la situación y le indiqué que abrir una cuenta a una mujer extranjera sóla sin ningún tipo de aval de otro cliente podría complicarse desde el departamento de Riesgos y Blanqueo de Capitales:- Katherina, yo voy a tramitar la apertura, pero al final son otros departamentos los que analizando el riesgo determinan la idoneidad de la apertura o no.- Ya entiendo Señor, no es problema, entiendo que estoy sola y nadie me ayude - agregaba ella compungida por la situación.- Tampoco es eso mujer, tranquila que haremos lo que podamos...Mientras terminaba de rellenar la documentación Katherina deslizó su silla un poco hacia atrás y mirándome fijamente me dijo:- perdóneme he estado manchando su zapato con el mío...pensaba que era la mesa...perdóneme por favor, ahora se lo limpio - sin darme tiempo a la reacción, se agachó bajo la mesa, gateó un metro hacia mi zapato y comenzó a limpiarlo con una toallita, ahora yo la miraba hacía abajo sentado en mi silla en mi lado del escritorio y tenía su cabeza casi entre mis piernas, o debería decir ereccion... sonriendo, sin quitarme la mirada frotó la toallita sobre la mancha del pantalón que había provocado tanta excitacion agregando:- ésta mancha también la provoqué yo.Habia llegado el momento que tanto esperaba, ella estaba dispuesta y yo aún mas. Poniéndome de pie dejé que me soltara el cinturón y después los botones del pantalón, deslizó la cremallera y dejo que todo cayera a mis tobillos. Tenía el bóxer de tela muy húmedo de la lubricación y ella comenzó a lamerlo despacio. Parecía disfrutar al estrujarlo en su boca. Después aplastó su nariz sobre la mancha y con una fuerte aspiración me dijo: - a mí me gusta más tu perfume.La excitacion era maxima, tenían la polla como un bate de béisbol y ella todavía jugando con su lengua sobre el trozo de tela que le separaba del glande me agarró del culo, bajando las manos lentamente a la vez que el bóxer la polla le golpeó en la cara cuando cayeron al suelo completamente y provocándole una sonrisa de picardía como la de una niña que consigue lo que quiere.Comenzó a lamerme todo el tronco de abajo arriba, dándome mordisquitos en la punta. En esta ocasión no hacía falta que escupiese sobre ella porque estaba muy lubricado y corría arriba y abajo perfectamente. Mientras se la metía entera en la boca acariciaba mi escrito y rasgaba con sus uñas los huevos. De vez en cuando se la sacaba para mirarme fijamente asegurándose que disfrutaba sin dejar de zumbarla con la mano una y otra vez. Yo no quitaba ojos de aquella estampa, su cara angelical se comenzaba a sonrosar a medida que se la metía más fuerte y creo que le cogió por sorpresa cuando la levante y le puse el pecho contra el escritorio, tal vez ella solo quería chuparmela a cambio de la cuenta, pero a esas alturas yo necesitaba mas. La puse contra el escritorio y le subí la calza poniendo empalmada polla sobre las braguitas negras de encaje que llevaba. Agachándome sobre su oído le advertí de que en mi oficina se hacía todo a mi manera y aquello iba a ir un poco más lejos, así que mientras le agarraba del cuello y ponía su cara contra la mesa le retiré a un lado las bragas y posicioné la punta de mi polla entre su conejito y el culo, perforando finalmente su coñito mientras la oía gemir y babear sobre el salvaescritorios de piel negra, se hizo un pequeño charco entre su saliva y los flujos que tenía de mi polla en su boca y la mucosidad de las arcadas que le ocasioné al follarle la boca, así que se puso todo bastante perdido, algo que a mí lejos de desagradarme me gustaba, así que aprovechaba a restregarle la cara sobre todo.Seguía follandomela cuando empezó a suplicarme darse la vuelta para poder jugar con su clitoris mientras la penetraba, y yo complaciente se lo permití. Ella al principio no quería mirarme con la cara toda embadurnada y gimiendo, pero yo le agarré fuerte la cara y fijé nuestras miradas para recordar ese momento para futuras pajas mañaneras.Estuvimos varios minutos en esa posición y ya no podía más, necesitaba descargar mis pelotas sobre aquella mujer y solo yo puedo aseguraros lo que me costó retener la eyaculacion hasta que ella se corrió, no sin costarle cara la demora, ya que le exigí correrme sobre su cara como finalmente hice.Luego de reponernos un momento y sacando unas toallitas comenzó a limpiarse la cara y el escritorio. Terminamos de firmar la documentación, darían cómo las seis de la tarde y Susana entró en la oficina cruzándose en el umbral con Katherina, que debía oler a corrida y sudor, así que mirándome a unos cinco metros y mientras me terminaba de acomodar la camisa me sonrió sospechando lo sucedido y sentándose en su mesa.P.D: el departamento de Riesgos desestimó la apertura de la cuenta.