MIS EXPERIENCIAS COMO PERRA (real aunque novelado

MIS EXPERIENCIAS COMO PERRA (real aunque noveladoDespués de pensarlo unos días, acabe por decidirme y me fui a una localidad de veraneo cerca de mi ciudad. La dirección que me dieron, me llevó hasta una urbanización de chalets cerca de la playa. Era principio de julio y hacia calor. Aparque delante del chalet con el n 60, como me habían indicado. Parecía muy grande estaba rodeado por un gran muro de mas de cinco metros de altura y por encima se veía una gran arboleda. Llame por el móvil al n. que me dieron por Internet, un hombre contesto y le dije que estaba en la puerta. "Te abro ahora", me dijo. En efecto, se abrió una pequeña puerta lateral metálica y apareció un hombre grandote, de unos sesenta años, tipo oso, vestido con una especie de túnica blanca, era corpulento, con un poblado bigote. Me hizo entrar y cerrar la puerta. " Has traído la analítica?", saqué de un bolsillo los papeles y se los di tal como habíamos quedado. Después de mirarlos me los devolvió, con gesto de aprobación. "Veo que el resultado es negativo, y estas correcto en todo. Ahora, desnúdate por completo y tira la ropa al suelo, ya la recogerán". Mire desconfiado a mi alrededor, pero se dio cuenta. "No te preocupes, la valla es muy alta y el arbolado muy tupido, no nos puede ver nadie". Tenía razón, así que me quede desnudo delante de el. No tardo en pasar las manazas por mi cuerpo, pecho, vientre y culo en un primer reconocimiento. "Ahora sígueme". Mi polla se había puesto algo morcillona y eso me daba algo de corte. Le seguí, por un sendero empedrado que serpenteaba por un gran jardín con césped y árboles enormes, pasamos por el lado de una gran piscina y llegamos a la casa. Subimos al porche, donde había sillones y mesitas de mimbre. Se sentó en un sofá. Note algo raro en un rincón. Era una mujer bastante gorda, de rodillas, y completamente desnuda, salvo por un sistema de correas que rodeaban su cuerpo, por debajo de sus enormes pechos, la cintura y por la entrepierna, que le pasaba por el centro de las nalgas y pasaba por el coño separando los gordos labios. Estaba completamente depilada, y llevaba un aro en cada pezón. ?Es mi pareja y sumisa, se encargará de ti cuando se lo ordene y a pesar de ser sumisa, es un ser superior a ti". La llamó con un chasquido de dedos, acudió quedando de rodillas ante el, y con la boca en sus pies. "Quiero ver bien el género, así que muéstrame bien a la nueva perra". Ella me cogió del cuello y me hizo subir a una mesita baja, colocada delante del que iba a ser mi Dueño. Me hizo ponerme a cuatro patas, mientras seguía sujetándome por el cuello. El Dueño, se incorporó.. ?Veamos las tetas? dijo, y alargando las manos, me cogió de los pechos que tenia algo desarrollados, y los apretó y masajeó fuertemente, haciendome daño. Luego me cogió de los pezones, pellizcándolos y estirándolos fuerte, sin miramientos. ? No está mal de tetas la perra, pero quiero que le cuelguen más. Tú Ana, te encargarás de ello? Ella se hincó de rodillas y besó sus pies aceptando el encargo (parece que tenía prohibido hablar). ?Vamos con la parte trasera? ella me empujó la cabeza para que la pusiera en la superficie de la mesa y quedara con el culo levantado, y dirigido hacia donde estaba él sentado. Unas palmadas en la cara interna de los muslos, me hicieron separar las piernas. Y quedé completamente expuesto a su mirada. Se tomó su tiempo mirándome, mientras ella me pasaba la mano por la espalda y nalgas. ?Bien, dijo, estas seguro que quieres ser mi perra y te convierta en una perra de verdad, en un a****l de compañía?? asentí con la cabeza. ?Entonces, esto que coño es? (dijo cogiéndome los huevos) Si eres una hembra, todo esto sobra? . Mientras hablaba, estiraba y retorcía los huevos haciéndome daño. ?Olvídate de los testículos de ahora en adelante?. Un fuerte apretón, me hizo chillar y retorcerme. Caí de la mesita. Entonces sacó una palmeta de goma y le dio un palmetazo muy fuerte a ella en las tetas, que hizo se encogiera con un grito de dolor. ?Te dije que sujetaras bien a la perra, inútil?. Le cogió los pezones y se los retorció con verdadera saña, hasta a ella le saltaron las lágrimas y empezó a chillar. ?Ahora, vuelve a poner a la perra en posición?. Ella estaba enfada y me soltó un guantazo que casi me tumba, y a empujones me subió a la mesita, poniéndome con el culo bien levantado hacia el sofá donde estaba él. Inmediatamente noté que me volvía a coger de los testículos, apretando. ?Te acuerdas lo que he dicho antes?? dije que si con voz queda. ?pues no se te olvide, dijo, dando un tirón, olvídate de los testículos? por fin, me los soltó ?vamos a otra cosa, tú (dijo dirigiéndose a ella). Mantenle las nalgas separadas al máximo, no importa si le haces daño?. Noté las manazas de ella, que fuertemente me separaba las nalgas, manteniéndolas bien abiertas. En seguida, noté que él me metía un dedo por el culo, empujando bien adentro. Lo sacó y empezó a meter dos, no lo hacia con suavidad. Una vez dentro, empezó un mete saca y a revolverlos, notaba algo de daño, pues no los tenía delgados. ?Cómo eres una hembra, en adelante sólo tienes coño, patas, lomo, hocico, y esto que estoy explorando es el coño y podré hacer que te monte quien yo quiera. Sobre todo yo, por supuesto. Lo has entendido, perra??. Asentí con la cabeza, pues no tenía fuerzas para hablar. (Me habia puesto muy caliente). ?Tu posición natural, es a cuatro patas. No podrás hablar, sólo gemir o ladrar.? Metiendo los dedos con fuerza hasta el fondo, y sacándolos de golpe, se dirigió a su sumisa. ? Se nota que la ha montado más de un macho, pero no está muy abierta, los dedos apenas si podía moverlos dentro de su coño. Y eso me gusta porque me va a dar mucho placer, seguro que mi polla entrará muy justa.?. Ella contestó con un sonido gutural, algo le impedía hablar.Yo estaba totalmente erecto, con un calentón impresionante, aunque algo asustado por la crudeza que empleaban los dos conmigo.?Veo que tiene la polla tiesa, y eso no me gusta en absoluto? Me la cogió apretando con fuerza. Y dirigiéndose a ella ?Ponla de pie, y sujétala bien, ya sabes cómo tienes que hacerlo y que no se te escape, porque lo pasarás mal? Ella, dando un gruñido, me puso de pie en el suelo, me pasó un brazo sujetándome por el cuello y apretándome contra sus pechos. Con la otra mano, me abrió la boca, metiendo varios dedos en ella y presionándome la lengua. Me tenía completamente inmovilizado y estirado, ya que era bastante más alta que yo, y estaba muy incómodo, pero no me podía mover. El me cogió la polla y empezó a masturbarme con una rapidez endiablada y muy fuerte ? No creas que vas a sentir placer con esto. Odio verte la polla tiesa, que en adelante lo tienes prohibido. Quiero que sea un simple trozo de pellejo, que servirá únicamente para mear? La tia me estaba ahogando con los dedos dentro de la boca y apretándome contra los pechos, estaba muy incómodo y no podía correrme. El seguía meneando con furia buscando una rápida corrida que no llegaba. ?Te sacaré la leche cuando se me ocurra, ordeñándote alguna vez y ella podrá hacerlo siempre que quiera. Pero nunca sentirás placer, hasta que pierdas la sensibilidad y no se te ponga tiesa nunca más? Se empleaba a fondo y no paraba de masturbarme. ?Parece que falta poco. Métele los dedos hasta la campanilla y no los saques (le decía a ella)? Así lo hizo, los tenía largos y gordos y los movía en mi garganta, empecé a notar nauseas y arcadas. Las gotas de sudor de sus tetas me caían dentro de la boca. Creí que no iba a aguantar y que me desmayaría, al poco empecé a vomitar y oí un grito de triunfo, ?Así, así, ya se corre, sin placer, con sufrimiento. Es uno de mis placeres favoritos, ver el poder que tengo con estas perras.? Empecé a tranquilizarme, pero él seguía masturbándome a pesar que yo notaba que la tenía flácida. ?No he terminado, sujétala bien fuerte, se la voy a dejar insensible por unos dias? Empecé a notar como calambres, como descargas eléctricas, no podía más. Y aquel seguía meneándola sin piedad. Se me aflojaron las patas, ella me tenía prácticamente colgado de su brazo y sin sacar la otra mano de la boca, ya todo sucio de lo que me había sacado con sus dedos. Empecé a chillar, llorar y removerme, pero no podía soltarme. Ella me había apretado la cara contra el pecho totalmente sudado. De repente paró de meneármela ?Suéltala? ella abrió el abrazo y caí redondo al suelo, sudado, sucio, con lágrimas en la cara y respirando muy alterado. Pude ver que mi pobre polla había quedado reducida a un pequeño trozo de piel y no me la notaba. ?Bien, esto es lo mínimo que te pasará si te la veo tiesa. Cuando termine el tratamiento, pretendo que seas impotente. Nunca más tendrás placer al ordeñarte?Mientras hablaba, me acariciaba con suavidad el culo, casi con cariño y eso me descolocaba por completo. ?Me gusta el culo que tienes, es precioso y nos dará momentos muy buenos? Un cachete cariñoso, fue el epilogo del ordeño.Continúa pronto.